CINCO SIGLOS DE DEVOCIÓN MARIANA EN GRANADA: COFRADÍAS Y FERVOR POPULAR

 Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

 

  1. MARÍA EN LA RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA DE GRANADA

 

La incorporación del reino de Granada a la Corona de Castilla y, por ende, a la Cristiandad supuso la culminación de un proceso de siglos, en el que lo político-militar se unía a lo religioso-cultural. Los reinos nacidos en el norte peninsular durante la Alta Edad Media se conocían como “reinos cristianos”. Esa era su identidad.

Ese proceso secular de avance hacia el sur estuvo salpicado, como cuentan las crónicas, de intervenciones reconocidas como sobrenaturales. El caso de Santiago, patrón de España, resulta paradigmático; su empresa hispana se liga indisolublemente a la Virgen María, en concreto a la arraigada devoción nacional a la Virgen del Pilar. Si ese proceso, denominado “Reconquista” con los matices y precisiones que se quiera, comienza en las montañas asturianas, su término será la ciudad de Granada. Covadonga y Angustias son dos referencias marianas inexcusables, que obedecen a un mismo proceso de fe y devoción, de confianza en la Virgen María y en su poder intercesor.

Los mismos Reyes Católicos se encomendaban asiduamente a María y hacían llevar en sus campañas imágenes de la Madre de Dios. En la Baja Andalucía, sobre todo en tierras sevillanas (Guillena, Benacazón, Puebla del Río, Cantillana; pero también en Moguer o La Granada de Ríotinto), y en Extremadura estuvo muy difundida desde el siglo XIV la devoción a la Virgen de la Granada. Había surgido en Llerena (Badajoz), donde se cuenta que en 1241 se apareció la Virgen María a D. Rodrigo Iñíguez, maestre de la Orden de Santiago; llevaba el Niño en un brazo y una granada, signo de los afanes futuros, en la otra. Toda una declaración de intenciones.

Resulta significativo que las primeras imágenes que se introducen en los territorios nuevamente conquistados sean representaciones de Santa María; en algunos casos con advocaciones tan significativas como la Victoria, como ocurre en Málaga y en otras poblaciones. Durante el cerco de Granada es tradición recogida en las crónicas que la Reina Isabel se vio en serio peligro en una escaramuza acaecida en La Zubia. Encomendada a la Virgen María para salir del aprieto, prometió fundar allí un convento franciscano. El 18 de diciembre de 1490 se data generalmente la mítica hazaña de Hernán Pérez del Pulgar de clavar en la puerta de la mezquita mayor de la ciudad una cartela con el Ave María.

Ciertamente, aquella guerra que culminó con la erradicación del poder musulmán en la península ibérica se presentó como una nueva redención. En la literatura y en la iconografía de la época, los Reyes Católicos aparecen como garantes de la nueva humanidad, y esta se expresa a la perfección en el misterio de la Encarnación, que liga indisolublemente las figuras de María y de Jesús. Por expreso deseo regio, las iglesias catedrales erigidas en el reino de Granada fueron consagradas a ese misterio de la Encarnación, como también las iglesias mayores de todas las localidades conquistadas.

Además, es tradición que los monarcas dejaron en tierras granadinas diversas imágenes de devoción que les habían acompañado durante las campañas. Pronto despertaron un fervor bien asentado en el pueblo cristiano. Así ocurre con el icono de Nuestra Señora del Pópulo o de los Perdones, regalado a la reina por Inocencio VIII -ante el cual se celebró la primera misa en la Alhambra-, y también con la imagen de la Virgen de la Antigua, veneradas ambas en la catedral granadina. Esta imagen de la Antigua se consideró la primera “patrona” de Granada.

Lo mismo sucede con la representación de las Angustias de María, o escena de la Piedad, cuya introducción en Granada se relaciona con los dos cuadros de impronta flamenca que dejara Isabel la Católica, respectivamente, en la iglesia de San Juan de los Reyes (según tradición, la primera mezquita consagrada iglesia cristiana en la ciudad) y en la ermita junto a la confluencia del Darro con el Genil, donde al pasar el tiempo se levantó la actual basílica parroquial de las Angustias.

La importancia de estas representaciones escultóricas y pictóricas resulta crucial. En primer lugar, introducen el mensaje religioso a través del arte, una tradición cristiana acrisolada durante siglos y que lógicamente chocaba con el aniconismo del mundo musulmán. En segundo lugar, contribuyen al arraigo de devociones populares entre los cristianos, en muchos casos venidas con ellos desde lejanas tierras del centro y el norte peninsular.

Llama la atención el esfuerzo de fray Hernando de Talavera por dotar de imágenes sagradas a esta tierra de misión. En torno a 1500 se encargaron varias esculturas de la Virgen María con el Niño Jesús al artista Ruperto Alemán, entre ellas la que por decisión regia presidía la Puerta de la Justicia de la fortaleza de la Alhambra. Era altamente simbólico ubicar en las puertas de la ciudad representaciones sagradas, para inspirar a los viajeros oraciones de súplica y acción de gracias, y para subrayar la identidad cristiana de la ciudad. Por eso, en la Puerta de Elvira, principal acceso a Granada, ordenaron colocar los Reyes Católicos una representación de la Virgen de las Mercedes y otra de la Virgen de la Rosa (o de la Antigua) en el Arco de las Orejas, en la céntrica plaza de Bib-Rambla.

Realmente curioso es el caso de la ciudad-campamento de Santa Fe. Sus cuatro puertas, que delimitan el cardo y el decumano de su trazado castrense, se proyectan hacia los cuatro puntos cardinales. Cada una de ellas alberga una representación de la Virgen María, actualmente bajo las advocaciones de Belén, Carmen, Dolores y Rosario.

Un halo de misterio rodea el origen de muchas de esas imágenes marianas de la recristianización de Granada. Una de las leyendas más interesantes, por ligar el recuerdo del pasado cristiano con el entorno natural granadino y las huestes de Fernando e Isabel, es la de Nuestra Señora de la Esperanza, bella escultura de alabastro conservada en el convento de Santa Cruz la Real, de la Orden de Predicadores: se dice que permaneció escondida en una caverna bajo los nevados montes granadinos hasta que la encontró el tesorero de los Reyes Católicos, Ruy López de Toledo.

Más signos. Muy celebrado fue en España el oficio litúrgico de la Concepción promulgado por Sixto IV en 1477. El primer templo consagrado en el orbe cristiano a la Inmaculada Concepción pasa por ser el de los jerónimos de Granada y veintiséis años después de la conquista de la ciudad se erigía en el Albaizín un convento de franciscanas terceras regulares con título de la Concepción. Al bienaventurado Juan de Dios, por su parte, le gustaba comenzar sus cartas invocando a María como la “Siempre Entera”.

Son algunos signos de la predilección de los Reyes Católicos y sus sucesores por este misterio mariano que acabó convertido en una causa española. En Granada alcanza su mayor arraigo y su más firme formulación con los hallazgos del Sacromonte. Ya en la Torre Turpiana (1588) había aparecido un lienzo que se decía ser el paño con el que María enjugó las lágrimas de su Hijo en la Pasión –se partió en dos, quedando una mitad en la Catedral granadina y la otra en El Escorial, por deseo de Felipe II-, junto a un cuadro de la Virgen pintada “en traje egipciano”.

Pero fue en los libros plúmbeos aparecidos desde 1595 donde se evidenció la defensa de esta creencia, en medio del infructuoso intento de tender puentes entre Islam y Cristianismo. La formulación más extendida fue la de “A María no tocó el pecado primero”, tomada del Libro de los Fundamentos de la Ley y reconocida como lema de la Abadía del Sacromonte y, en su tiempo, del arzobispo D. Pedro de Castro. Por supuesto, en este tiempo florecieron multitud de tratados teológicos sobre el misterio de la Inmaculada y se intensificaron las negociaciones en Roma y los breves papales, generalmente en su apoyo, aunque sin dar el paso aún hacia la definición dogmática.

Pero nuestro propósito es subrayar la dimensión popular de esta devoción que los granadinos hicieron suya, como lo muestran diversos episodios, en especial la eclosión inmaculista de 1640, en desagravio ante la aparición de un libelo infamatorio contra la Virgen María. Y es que su invocación era algo cotidiano, plenamente arraigado en esta “tierra de María Santísima”. Saludar con el nombre de la Inmaculada fue costumbre hispana durante siglos, como lo muestra el “Ave María Purísima / Sin pecado concebida” o la oración “Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y la Virgen concebida sin pecado original”.

 

  1. FESTIVIDADES MARIANAS Y DEVOCIONES OFICIALES

 

La devoción a María fue salpicando de festividades el calendario litúrgico a lo largo de los siglos. El arzobispo D. Gaspar de Ávalos decretó el primer calendario festivo diocesano en 1541. Contenía cinco festividades en honor de la Virgen:

  • Purificación, 2 de febrero.
  • Anunciación, 25 de marzo.
  • Asunción, 15 de agosto.
  • Natividad, 8 de septiembre.
  • Concepción, 8 de diciembre.

Parece que las más concurridas eran las de agosto y diciembre, pero todas tuvieron un gran arraigo popular, como la tradicional festividad de la Candelaria, por no mencionar lo significativo de la fiesta de la Encarnación en la diócesis granatense. Con el tiempo se añadieron muchas más festividades.

Un signo de distinción era obtener de la sede pontificia un oficio litúrgico propio para una diócesis (generalmente el primer paso para su extensión a la Iglesia Universal). En este sentido, la Iglesia de Granada contaba desde 1638, por gracia de Urbano VIII, con un oficio particular en honor de la Virgen de las Angustias, fijado para el 9 de febrero, según la tradición, la fecha de la aparición de la sagrada imagen, con carácter de solemnidad doble mayor, incluyendo la misa y las siete horas canónicas.

Las propias instituciones no se sustrajeron a las celebraciones festivas en honor de la Virgen Santísima. El Ayuntamiento de la ciudad de Granada fue en muchos casos promotor de rogativas, que tenían por destino afamadas imágenes marianas como la Virgen de la Antigua, la de las Angustias o la del Rosario. Basta repasar las páginas de las Ceremonias que esta ciudad de Granada ha de observar (1752) para advertir el crecido número de festividades marianas a las que asistía cada año el consistorio: Purificación, en la Catedral; Octavario de las Angustias, en su templo; Dolores de Nuestra Señora, en San Felipe Neri; Octava de la Natividad, en el convento de Gracia; Presentación, en el convento de capuchinas, y Concepción, de nuevo en la Catedral.

El 2 de septiembre de 1618 el cabildo municipal formuló un voto de sangre en defensa del misterio de la Inmaculada Concepción de María. Lo hizo en la Catedral y conjuntamente con el cabildo eclesiástico de Granada, presidiendo el arzobispo D. Felipe de Tassis y Acuña. Esa tarde hubo una solemnísima procesión general por el centro de la ciudad con la Virgen de la Antigua, ataviada con el manto azul que le regalaron los regidores granadinos. En recuerdo de este mariano juramento se ordenó levantar el Monumento al Triunfo de María. Apenas un año antes (el 25 de noviembre de 1617) había formulado un voto inmaculista similar la Universidad Granatense.

Por su parte, la Real Chancillería de Granada, tribunal castellano del máximo rango, consagraba anualmente sus cultos a la imagen de Nuestra Señora de Gracia, en cuyo convento de trinitarios descalzos celebraba sus funciones religiosas y donde tenían enterramiento los miembros del Real Acuerdo. Se tenía igualmente por imagen milagrosa, que había vuelto a la vida a un niño cuando aún la tallaba su autor.

Los juramentos en defensa de la Inmaculada Concepción se extendieron a todas las instituciones y cofradías a lo largo del Seiscientos. Sirva de ejemplo la fórmula conservada para la Cofradía de Ntra. Sra. de la Paz en la parroquia de San Cecilio, actualmente agregada a la Hermandad de los Favores. Data la fórmula de 1706:

“hago voto y de mi libre voluntad prometo a Dios Nuestro Señor que siempre mientras viviere defenderé en público y en secreto, en lo interior y lo exterior, que la Santísima Virgen María, Nuestra Señora y Madre de Dios, fue conzevida sin contraer la Mancha de la culpa original, de que fue preserbada con plenitud de Gracia en el primero instante de su ser, en que su benditísima Alma se unió a su Purísimo Cuerpo, y esto por los méritos previstos de Christo Nuestro Señor, su preciosísimo Hijo. Y por esta zertísima verdad, si fuere necesario, ofrezco dar mi vida”.

Desde temprana fecha se extendieron por toda la ciudad cofradías con el título de la Virgen María, ya sea en conventos de religiosos y religiosas, ya en las parroquias. Durante el siglo XVI se contaban estas hermandades, por lo común bajo el nombre genérico de “Nuestra Señora”, entre las llamadas cofradías “ordinarias”, es decir, las que existían en cada parroquia y auxiliaban al clero en las funciones religiosas de todo el año.

En los siglos XVII y XVIII creció notablemente el número de cofradías marianas en Granada, sin duda la tipología confraternal más extendida por la ciudad y por toda la diócesis. Se asiste entonces a una eclosión de advocaciones, de muy diversa procedencia, que evidencia el fervor entrañable a María. Las advocaciones de las cofradías que existieron en la ciudad de Granada hacen referencia a:

  1. Vida y misterios de la Virgen, como Asunción, Concepción, Natividad, Encarnación/Anunciación, Purificación/Candelaria, Coronación, Visitación, Destierro, Rosario, Soledad, Tránsito, Tres Necesidades, Piedad, Ave María.
  2. Cualidades humanas y simbólicas: Ángeles, Pureza, Luz, Buena Dicha, Aurora, Lágrimas, Angustias, Dolores/Mayor Dolor, Triunfo, Buensuceso, Dulce Nombre.
  3. Acción benefactora: Carmen, Esperanza, Gracia, Mercedes, Guía, Paz, Remedios, Salud, Socorro, Desamparados, Favores, Consolación, Misericordia, Caridad, Buen Consejo.
  4. Relación con lugares: Cabeza, Granada, Guadalupe, Covadonga, Pilar, Loreto, Sepulcro, Belén.
  5. Relación con el tiempo: Antigua.

Algunas de esas advocaciones se repetían, contando con cofradías en distintas sedes, e incluso se da el caso curioso de imágenes que fueron veneradas por más de una hermandad simultáneamente, como Nuestra Señora de Gracia, la Virgen de las Tres Necesidades y la de las Angustias, en este caso por su real Hermandad y la más popular Esclavitud.

La epidemia de peste del último cuarto del siglo XVII reavivó la piedad popular en el pueblo de Granada, y de una forma especial la devoción mariana. Se une a ello el auge que alcanzó entonces la escuela granadina de imaginería. El resultado fue la ejecución de decenas y decenas de imágenes de María, de gloria o de dolor, encargadas por parroquias y conventos, por cofradías y particulares.

Muchas cofradías, incluidas las penitenciales, cambiaron entonces sus imágenes marianas, buscando una actualización estética acorde con la plenitud barroca. Se contaban entre las imágenes de devoción las tallas de pequeño formato que invitan a meditar en la soledad de un oratorio. Los bustos de Dolorosa (que acompañan de forma inseparable a los del Ecce-Homo) son uno de los frutos más logrados del granadinismo escultórico.

Una relación muy especial establece, pues, el pueblo creyente con las imágenes de la Virgen María. Recurren a Ella a diario y, en sus distintas advocaciones e imágenes, la reconocen como patrona de pueblos y ciudades. Toda nuestra geografía diocesana se encuentra de este modo bajo el amparo de la Madre de Dios.

Desde el último cuarto del siglo XIX se encuentra incorporado a la Liturgia Romana el rito de coronación canónica de las imágenes de María. En la diócesis de Granada son actualmente nueve las que cuentan con este singular privilegio:

 

20/09/1913 – Granada: Ntra. Sra. de las Angustias. Patrona.

12/06/1927 – Granada: Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro.

12/10/1961 – Granada: Ntra. Sra. del Rosario.

21/05/2000 – Granada: Ntra. Sra. de las Angustias de Sta. María de la Alhambra.

15/08/2000 – Motril: Ntra. Sra. de la Cabeza. Patrona.

09/09/2006 – Chauchina: Ntra. Sra. del Espino.

20/05/2007 – Granada: Ntra. Sra. de la Misericordia.

15/08/2007 – Ugíjar: Ntra. Sra. del Martirio. Patrona (Alpujarra).

08/05/2011 – Granada: Ntra. Sra. de la Aurora.

 

  1. COFRADÍAS EN HONOR DE LA VIRGEN MARÍA

 

Esa asentada devoción a la Virgen se reforzó sin duda gracias a la iniciativa cofrade. Alentando a las cofradías, los prelados granadinos se encargaron de hacer florecer el amor a la Virgen María en toda su diócesis. Todas las parroquias albergaban imágenes marianas y en muchos casos nació a su alrededor una hermandad o cofradía para rendirles culto.

Por supuesto, también las órdenes religiosas establecidas en Granada fomentaron sus devociones populares particulares, constando entre las más antiguas la de Nuestra Señora del Rosario en el convento de dominicos y la Pura y Limpia Concepción de María en el de franciscanos observantes; ambas contaban con antiquísimas hermandades de las que se dicen fundadores o primeros hermanos Isabel y Fernando.

La Pura y Limpia Concepción tenía “grandiosa capilla de lo más ilustre de Granada” y la Virgen del Rosario arrebataba “los corazones de todos, es el refugio de toda la Ciudad y los granadinos siempre vuelven su mirada hacia Ella”. Las cofradías de Ntra. Sra. del Rosario estuvieron tan extendidas por toda la geografía diocesana, que la hermandad capitalina adquirió el título de Archicofradía. La de la Concepción era fruto de una promesa y acción de gracias de los reyes en el campamento de Santa Fe en relación con el devenir de la conquista del reino de Granada (“ofrecieron a la limpia concepción de Nuestra Señora esta ciudad y su defensa”).

Pero es que además muchas imágenes de la Virgen, como ya se ha indicado respecto a las que se remontan al siglo XV, recibieron culto y oración en tribunas callejeras, contando con sus propias cofradías, en el Matadero (Niño Jesús y Concepción), en el castillo de Bibataubín (Buensuceso), en una capillita de la calle Molinos (Belén), en el cuerpo de guardia de la Puerta de la Justicia (Nuestra Señora y Santiago), etc. Sin formalidad de cofradías, también albergaron representaciones de María las tribunas u hornacinas de la Alcaicería, de la calle Azacayas, de la de Fundidores, de la puerta del Pescado, frente al hospital de San Juan de Dios, en la Lonja, en la calle Cárcel Baja, en los barrios de los mercaderes de paños, de los zapateros y un largo etcétera. Alrededor de algunas de ellas se celebraban animadas fiestas o verbenas.

Son los referentes urbanos de una devoción que desbordaba toda la ciudad. En lugares de paso y de comercio, en rincones apartados y lugares de trabajo, se invocaba a diario a la Virgen María a través de estas tribunas que, además, contribuían con sus lámparas de aceite siempre encendidas a la iluminación de la vía pública.

Y, por supuesto, las representaciones marianas de mayor difusión popular fueron las estampas grabadas que llegaban incluso a los lugares más recónditos. Ante ellas se rezaba y se pedía por las necesidades cotidianas, tan frecuentes en épocas de precariedad, e incluso se alcanzaban determinadas gracias espirituales. En algunos casos, como los grabados de la Virgen de las Angustias en el siglo XVIII, se imprimían por millares. Lo mismo puede decirse de medallas, escapularios, insignias y rosarios.

Un detalle más nos alumbra sobre la importancia de aquellas cofradías marianas y, en concreto, su potencialidad pastoral. El arzobispo D. Pedro Guerrero –ya lo había aconsejado antes fray Hernando de Talavera- propuso la creación de hermandades para evangelizar a los moriscos. No se cosechó el fruto deseado, pero se hicieron realidad algunas de esas cofradías, como la de la Purísima Concepción en el Albaicín, nacida a finales de 1568.

El cuadro siguiente recoge tan sólo las hermandades en honor de la Virgen María de cuya fundación hay constancia durante los primeros noventa años de la recuperada Iglesia de Granada. Se indica el año de fundación, el título y el templo sede:

 

h. 1492

Ntra. Sra. del Rosario

Convento de Sta. Cruz la Real

h. 1492

Pura y Limpia Concepción 

Convento de S. Francisco (definitivamente en capilla propia en la Casa Grande de los franciscanos observantes)

h. 1492

Ntra. Señora y San Roque

Ermita propia (después convertida en parroquia de Sta. María Magdalena)

h. 1492

Ntra. Sra. de la Asunción

Sede desconocida (después Parroquia de Santiago)

h. 1495

Ntra. Sra. de las Mercedes

Convento de la Merced

a. 1511

Visitación de Ntra. Sra.

Ermita propia (después convertida en Convento de la Trinidad)

a. 1516

Ntra. Sra. de la Antigua

Catedral

h. 1543

Ntra. Señora

Hospital del Arte de la Seda

1545

Ntra. Sra. de las Angustias

Ermita propia (convertida después en parroquia)

1548

Ntra. Sra. de la Cabeza

Convento de la Trinidad (pronto pasó a la ermita de la Cabeza y al convento del mismo nombre)

1549

Nra. Sra. (de Guía) y Conversión de S. Pablo

Sin sede definida, aunque acabó en el Convento de la Merced

1555

Purísima Concepción

Parroquia de Sta. Ana

1561

Soledad y Entierro de Cristo

Convento de Ntra. Sra. de la Cabeza

1566

Purificación y Ánimas

Parroquia de Sta. María Magdalena

1568

Concepción Purísima

Parroquia de S. Bartolomé

a. 1578

Concepción

Parroquia de S. Gil

1582

Ntra. Sra. de la Candelaria

Parroquia de Sta. María Magdalena

 

      En ese intervalo temporal se conoce con datos fehacientes la fundación de cuarenta y siete cofradías en la ciudad (aunque debieron ser más); de ellas el 36 % eran marianas, sin contar las penitenciales que rendían también culto a la Virgen María, aunque no figurara en su titulación. A todo lo largo de la Edad Moderna se contaron en Granada prácticamente un centenar de corporaciones marianas.

Renunciamos a abordar una reseña, por somera que sea, de cada una de estas cofradías. Sin embargo, entre el amplísimo número de cofradías marianas de la Granada moderna, conviene destacar tres tipologías muy características:

a) La Órdenes Terceras, que funcionaban en la práctica como cofradías, aunque con mayor intensidad espiritual. Cada orden religiosa fomentaba su rama tercera para seglares y lo habitual es que tuvieran una clara dimensión mariana. En Granada, los terceros franciscanos veneraban a la Virgen de la Paz y los dominicos a la de la Esperanza, sin olvidar el Santo Rosario; los terceros carmelitas a la Virgen del Carmen y su Escapulario, los mercedarios a la de las Mercedes, los mínimos a la de la Victoria y los agustinos a la de la Consolación y Correa. Muy característica en este sentido fue la Tercera Orden Servita; fundada en Granada en 1668 por el Arzobispo Escolano, fue su titular la Dolorosa de José de Mora (hoy Soledad del Calvario), tuvo como libro de meditación la Semana Dolorosa y como rezo propio la Corona Dolorosa. Los terceros realizaban rezos diarios equivalentes a los de los religiosos y compartían con ellos abundantes indulgencias. Asimilables a estas órdenes terceras eran diversas congregaciones marianas, divulgadoras de la doctrina cristiana, defensoras de los valores morales y promotoras incluso de públicas misiones. Los ejercicios espirituales fueron una práctica común entre sus asociados, como también las obras de misericordia y la frecuencia de los sacramentos.

b) Las Cofradías de la Inmaculada Concepción fomentaron esta creencia tan arraigada en España. Una quincena de cofradías de esta advocación o similar hubo en Granada. No sólo realizaban desagravios y juramentos, como el ya mencionado, sino que mantenían viva y alentaban la creencia en ese misterio, que era ya “causa nacional”, fomentada en la Corte por la Junta de la Inmaculada Concepción, que elevaba continuas instancias al Papa. En algunas cofradías, como la del Triunfo, militaron las elites de la ciudad y era común que elevaran plegarias por “la conservación de la fe en estos Reinos de España”. Desde 1761 la Inmaculada Concepción es Patrona de España.

c) Las Cofradías del Santo Rosario derivaron del carisma dominicano, pero pronto se extendieron por doquier. El rey Felipe IV en 1655 había decretado como obligatorio el rezo del rosario diariamente en todas las iglesias del reino, pero esta modalidad cofrade se implicó sobre todo en el rezo callejero de los misterios rosarianos. Hubo en Granada más de una docena, muchas de ellas en parroquias. En el siglo XVIII promovían rosarios callejeros en días festivos y también en laborables, como rosarios vespertinos, nocturnos y de la aurora, de forma que las alabanzas a la Virgen María fueran públicas y continuas a todas horas del día. Sus sencillas procesiones se abrían con un estandarte (simpecado) y faroles de cristal para alumbrar, generando un folclore que aún se mantiene en muchos pueblos andaluces. Este culto popular fue su principal finalidad.

Muchas de las cofradías marianas, generalmente llamadas “de gloria”, se han mantenido a lo largo del tiempo, uniéndose a ellas durante la época contemporánea otras iniciativas devocionales como el Rosario Perpetuo, la Corte de María, la consagración al Corazón de María, etc.

 

  1. PROTECCIÓN SOBRENATURAL E IDENTIDAD MARIANA

 

Ya se han señalado algunas muestras de la mediación de María a favor del pueblo de Granada, cuando era invocada para ello a través de imágenes de acendrada devoción. Huelga decir que tales imágenes contaron con fama de milagrosas desde temprana fecha, como ocurrió con las de la Antigua, Guía, Esperanza, Rosario, Concepción, Merced, Angustias o Gracia. Es decir, sobre la base de la mediación de la Virgen María ante su Hijo, se reconocía a estas representaciones escultóricas cualidades taumatúrgicas, lo que sin duda incrementaba el fervor que las rodeaba. En momentos de necesidad las invocaba los fieles a título individual, pero también de forma colectiva.

Henríquez de Jorquera calificaba al mediar el siglo XVII a la Virgen de la Antigua de “patrona de esta ciudad”. Por entonces, se acudía a su mediación a través de novenas y procesiones, como ocurrió en momentos de sequía (1603, ocasión en que fue hasta el Sacromonte; 1635 o 1641) o ante empresas militares, como la expedición naval contra Inglaterra del año 1588, la guerra de Flandes en 1590, la defensa de Fuenterrabía en 1638 o la guerra de Cataluña comenzada en 1640. En este sentido, seguía aún muy ligada a los acontecimientos de la Corona, fiel a su origen, que fue la devoción de los Reyes Católicos.

Sin embargo, ya en ese siglo XVII cobraba un protagonismo devocional sin parangón la imagen de Nuestra Señora de las Angustias. Se le invocó, entre otras ocasiones, en las sequías de 1635 y 1750, ante las plagas de langosta que asolaron los campos granadinos en 1709 y 1757, como protectora de los terremotos de 1755, 1804 o 1826, así como en la peste de 1679 y los diversos brotes de cólera del siglo XIX. En los grabados del siglo XVIII que se conservan de esta bendita imagen se le denomina ya “patrona de Granada”, aunque oficialmente no lo fue hasta 1887; apenas tres años antes se le había formulado el Voto de la Ciudad con motivo del tristemente célebre terremoto de Alhama de 1884.

También la Virgen del Rosario –cuya presencia en la nave capitana durante la batalla de Lepanto afirma la tradición- gozó de un fervor generalizado, que se manifestó en momentos como la citada expedición naval de 1588, las campañas militares de 1642 o la epidemia de peste de 1679, coyuntura en la que se inscribe el célebre milagro de la “estrella”, en alusión a la luz que se vio reflejada en su frente para anunciar el final del contagio. Al igual que el Cristo de San Agustín, por esta circunstancia goza también de un Voto de Ciudad renovado cada año. Es además co-patrona de la ciudad de Granada.

Cuando estas imágenes salían a la calle congregaban grandes muchedumbres. De la Virgen de las Angustias se dice en 1742 que la seguía una multitud de personas, “deseosos de pisar por donde pasaba su Madre y Señora”. En las procesiones se multiplicaban las manifestaciones de fervor. Era una consecuencia lógica de la dinámica propia de la piedad popular. Las gentes sencillas –en aquel tiempo la mayoría de la población era iletrada- estaban acostumbradas a la familiaridad con la imagen sagrada. Sin caer en la idolatría, valoraban su cercanía física. Y ello ocurría cada año en la festividad propia de cada imagen.

Exponer cualquier imagen de la Virgen María en un altar especial para sus cultos era la forma habitual de acercarla a los fieles, pero aún lo era más cuando se presentaba en andas y, consiguientemente, podía ser rodeada por los devotos, que demandaban esa cercanía. El paroxismo de la fiesta barroca se alcanzaba en las procesiones por las calles de cada barrio o de la ciudad entera.

Esos estadios de proximidad se observan claramente en el caso de las rogativas. Ante cualquier necesidad colectiva, los gobernantes de la ciudad, de acuerdo con la autoridad eclesiástica, dirigían sus súplicas a una imagen determinada. El primer paso era ofrecerle una función religiosa, estando la imagen en su altar; si persistía la necesidad, se colocaba en andas en el cuerpo de la iglesia, para recibir el homenaje del pueblo. El último paso era la procesión callejera.

Procesiones marianas las hubo de diverso tipo. En las áreas rurales, la romería era la fórmula más asentada. En las ciudades se trataba de procesiones de barrio, por lo general dentro de la demarcación parroquial; procesiones de rogativa, haciendo estación en algún templo señalado, como la Catedral, o incluso acercando la imagen a las tierras de labor (en el caso de una plaga de langosta), y la procesión general por el centro de la ciudad, sin contar con las estaciones de penitencia de las cofradías de Semana Santa, en las que también participaba la figura dolorosa de María.

Ya las antiguas cofradías penitenciales granadinas veneraron con fervor a la Stma. Virgen, bajo las advocaciones de Coronación y más tarde Consolación (ésta tuvo cofradía propia) con la hermandad de la Vera Cruz; Soledad y Angustias, en sus respectivas cofradías; Dolores, en la del Crucifijo y Ánimas, y en la de Jesús Nazareno; Paz, en la de la Inspiración de Cristo; Desamparados, en la de Pasión; Encarnación, en la Paciencia de Jesucristo; Tres Necesidades, en la del Entierro; en fin, Dolorosas diversas en la Humildad y Paciencia, en las Tres Caídas…

      La Semana Santa actual, heredera de aquella otra del esplendor barroco, se considera nacida hace algo menos de un siglo. Se cuentan hasta treinta y dos hermandades que recorren las calles de la ciudad desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Se congregan en la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Ciudad de Granada; entre todas rinden culto a treinta imágenes de la Virgen María (pueden verse en el Anexo las fechas de incorporación de las imágenes marianas a la Semana Santa granadina desde 1917 hasta hoy). Se consignan a continuación esa Imágenes Titulares, siguiendo el orden de antigüedad de sus respectivas hermandades en el organismo federativo:

 

Nuestra Señora de los Reyes

María Santísima de la Aurora

Nuestra Señora de la Soledad del Calvario

Nuestra Señora del Amor y del Trabajo

Nuestra Señora de la Soledad

María Santísima de las Penas

Soledad de Nuestra Señora

María Santísima de la Concepción

María Santísima de la Victoria

María Santísima de la Estrella

Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos

María Santísima de los Remedios

Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra

María Santísima de la Encarnación

María Santísima de la Misericordia Coronada

María Santísima de la Merced

Nuestra Señora de la Esperanza

Nuestra Señora de la Salud

María Santísima del Mayor Dolor

María Santísima de la Caridad

María Santísima del Sacromonte

Santa María del Triunfo

Nuestra Señora de los Dolores

Nuestra Señora de la Luz

María Santísima de la Amargura

Nuestra Señora de la Alegría

María Santísima de las Maravillas

Nuestra Madre y Señora de la Consolación

Nuestra Señora de la Paz

María Santísima del Dulce Nombre

 

      Tres de ellas, como se ha indicado, se encuentran canónicamente coronadas (Angustias de la Alhambra, Misericordia y Aurora), como en su día lo fue la Virgen de las Angustias, que durante siglos fue la imagen titular de una hermandad penitencial, en concreto desde 1556, año en el que sus reglas establecían la obligatoriedad de procesionar cada año en la noche del Jueves Santo.

Mantenía todavía en el siglo XVIII la procesión de Nuestra Señora de las Angustias ese carácter penitencial, aunque la devoción popular la había elevado ya al rango de “patronal”. Sánchez Saravia escribía en 1777 que “se tuviera por señal infausta y gran quebranto común si esta Señora dexara de consolar este pueblo con su presencia, cursando las calles principales destinadas para este acto”. Por eso, su procesión anual, celebrada el Jueves o el Viernes Santo, se hacía ya en ocasiones durante el siglo XIX el Domingo de Resurrección y pasó definitivamente al mes de septiembre en 1889.

Este mes se dedica en Granada por entero a venerar a la Virgen de las Angustias. En septiembre de 1913, concretamente el día 20, fue coronada canónicamente por el arzobispo D. José Meseguer y Costa, gracias a la concesión de S. S. San Pío X. El Centenario de su Coronación se celebra actualmente en la Archidiócesis de Granada con un Año Jubilar Mariano que, a instancias de nuestro Arzobispo D. Francisco Javier Martínez Fernández, ha sido concedido por el Papa Benedicto XVI.

Las cofradías granadinas de Semana Santa se proponen festejar esta efeméride peregrinando corporativamente y con sus Titulares Marianas hasta la Basílica de Ntra. Sra. de las Angustias.

Debe reseñarse, por último, como precedente en Granada de una procesión general de este tipo la Magna Concentración Mariana de 1954. Declarado por el Papa Pío XII un Año Mariano al cumplirse cien años de la declaración del dogma de la Inmaculada Concepción de María, el arzobispo de Granada D. Rafael García y García de Castro promovió, entre otros actos, una solemne procesión que logró convocar a cuarenta y seis imágenes patronales de pueblos de la diócesis de Granada. Tuvo lugar el 7 de noviembre, discurriendo el cortejo entre la explanada del Triunfo y Puerta Real. Una a cada lado del Embovedado, les esperaban las imágenes de Ntra. Sra. del Rosario y de Ntra. Sra. de las Angustias. El acontecimiento congregó a unas ciento cincuenta mil personas.

Hoy se disponen a protagonizar un acontecimiento similar, como expresión del amor filial de esta Iglesia peregrina y como pública expresión de fe, las cofradías y hermandades integradas en la Real Federación.

 

 

ANEXO

 

INCORPORACIÓN DE IMÁGENES MARIANAS

A LA SEMANA SANTA GRANADINA (1917-2008)

 

(Las imágenes marcadas con * no se procesionan actualmente)

 

Fecha

Día

Imagen

Observaciones

1917, 6-abril

Viernes Santo

Virgen Dolorosa*

Con la Cofradía del Vía Crucis. Procedía de la iglesia de S. Luis y debió participar antes en la procesión albaicinera del Sto. Entierro (intermitente desde 1882) y en el vía crucis del barrio (desde 1886 aproximadamente). En 1920 se conoce una procesión de silencio con esta imagen (tal vez Ntra. Sra. de la Luz) el Jueves Santo hasta la iglesia de S. Bartolomé, desde donde saldría para acompañar al Vía Crucis.

1925, 10-abril

Viernes Santo

Ntra. Sra. de la Soledad

Titular Mariana de la Cofradía del Descendimiento.

Imagen atribuida a Pedro de Mena (s. XVII). Su presencia en la Semana Santa se rastrea desde época barroca y se mantuvo durante el s. XIX y en el Sto. Entierro antológico (1908-1924).

1926, 2-abril

Viernes Santo

Soledad de Ntra. Señora

Titular Mariana de la Cofradía de la Humildad.

Imagen obra de Manuel González (s. XIX).

1927, 15-abril

Viernes Santo

Ntra. Sra. de la Soledad del Calvario

Titular Mariana de la Hermandad del Santo Sepulcro.

Imagen obra de José de Mora (1671). Figuró en el desfile antológico del Sto. Entierro, a los pies del Crucificado, entre 1918 y 1921.

1928, 2-abril

Lunes Santo

Ntra. Sra. de la Aflicción*

Con la Cofradía del Rescate. Procedía de la iglesia de Sta. María Magdalena. Procesionó hasta 1935.

1928, 7-abril

Sábado Santo

Ntra. Sra. del Rosario en sus Misterios Dolorosos

Titular Mariana de la Hermandad de las Tres Caídas.

Imagen actual, obra de Miguel Zúñiga Navarro (1985), desde 1986; anteriormente procesionó otras imágenes, como la imagen de gloria de la Virgen del Rosario.

1929, 28-marzo

Jueves Santo

Ntra. Sra. de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra

Titular de la Cofradía de las Angustias de la Alhambra.

Grupo obra de Torcuato Ruiz del Peral (h. 1750). Figuró en el desfile antológico del Sto. Entierro entre 1910 y 1917 y antes había procesionado por el recinto alhambreño con su hermandad devocional (desde 1887).

1930, 14-abril

Lunes Santo

Ntra. Sra. de la Esperanza

Titular Mariana de la Cofradía del Gran Poder.

Imagen obra de José Risueño (1718). Fue una Dolorosa emblemática de la Semana Santa en la época moderna.

1940, 17-marzo

Domingo de Ramos

María Stma. de la Victoria

Titular Mariana de la Cofradía de la Santa Cena.

Imagen obra de Eduardo Espinosa Cuadros (1939).

1940, 18-marzo

Lunes Santo

Ntra. Sra. de los Dolores

Titular de la Cofradía de los Dolores.

Imagen actual, obra de Aurelio López Azaustre (1961); procesionó dos imágenes distintas con anterioridad.

1940, 21-marzo

Jueves Santo

María Stma. del Mayor Dolor

Titular Mariana de la Cofradía de la Expiración.

Imagen actual, obra de Luis Álvarez Duarte (2000), sustituyendo a otra imagen anterior.

1944, 3-abril

Lunes Santo

María Stma. de la Amargura

Titular Mariana de la Cofradía de la Oración en el Huerto.

Imagen cercana al arte de José de Mora (ss. XVII-XVIII), desde 1948. Acompañada de S. Juan Evangelista entre 1997 y 2001.

1944, 4-abril

Martes Santo

María Stma. de las Maravillas

Titular Mariana de la Cofradía de la Sentencia.

Imagen atribuida a Pedro de Mena (s. XVII).

1945, 28-marzo

Miércoles Santo

María Stma. de la Misericordia Coronada

Titular Mariana de la Cofradía de los Favores.

Imagen obra de Francisco Morales (1896). Acompañada de S. Juan Evangelista en 1963. Esta hermandad procesionó en 1944 con otra Dolorosa.

1946, 16-abril

Martes Santo

Ntra. Sra. de la Paz*

Con la Cofradía de la Humildad. Obra realizada ex profeso por Espinosa Cuadros y en 1948 una Dolorosa que procedía del Beaterio de Sta. María Egipciaca.

1946, 16-abril

Martes Santo

María Stma. de la Aurora

Titular Mariana de la Cofradía del Perdón.

Imagen actual, obra cercana al arte de José de Mora (siglo XVIII), desde 1949. La Dolorosa anterior estuvo acompañada de S. Juan Evangelista en 1946 y 1947.

1953, 31-marzo

Martes Santo

María Stma. de las Lágrimas*

Titular Mariana de la Hermandad del Vía Crucis.

Procedía del monasterio de la Piedad y se sustituyó por otra con posterioridad.

1953, 3-abril

Viernes Santo

Ntra. Sra. del Amor y del Trabajo

Titular Mariana de la Cofradía de la Buena Muerte.

Imagen cercana al arte de José de Mora (s. XVIII).

1954, 14-abril

Miércoles Santo

Ntra. Sra. del Refugio*

Con la efímera hermandad de los Estudiantes. Procedente de la iglesia de los Stos. Justo y Pastor.

1960, 13-abril

Miércoles Santo

María Stma. de las Penas

Titular Mariana de la Cofradía de la Paciencia.

Imagen obra de José Jiménez Mesa (1959).

1974, 7-abril

Domingo de Ramos

Ntra. Sra. de la Paz

Titular Mariana de la Cofradía de la Entrada en Jerusalén.

Imagen obra de Antonio Dubé de Luque (1974).

1977, 8-abril

Viernes Santo

Virgen de la Soledad*

Con la Hermandad del Sto. Sepulcro. Procedía del convento de agustinas (iglesia de Sta. María Magdalena).

1978, 23-marzo

Jueves Santo

María Stma. de la Concepción

Titular Mariana de la Hermandad del Amor y la Entrega.

Imagen obra de Aurelio López Azaustre (1978).

1980, 2-abril

Miércoles Santo

María Stma. de los Remedios*

Con la Cofradía Universitaria, hasta 2004. Imagen obra de Aurelio López Azaustre, desde 1981.

1980, 4-abril

Viernes Santo

María Stma. de la Estrella

Titular Mariana de la Cofradía de la Cofradía de la Pasión.

Imagen actual, obra de Antonio Dubé de Luque (1980), procesionada desde 1981.

1982, 4-abril

Domingo de Ramos

María Stma. de la Encarnación

Titular Mariana de la Cofradía del Cautivo.

Imagen obra de Antonio Dubé de Luque (1981).

1982, 8-abril

Jueves Santo

María Stma. del Sacromonte

Titular Mariana de la Cofradía del Consuelo.

Imagen obra de Manuel González (ss. XVIII-XIX), cuyo busto ya figuró a los pies del Cristo durante años desde 1940.

1985, 5-abril

Viernes Santo

Ntra. Sra. de las Necesidades*

Con la Cofradía del Sto. Sepulcro durante dos años. Procedía de la iglesia de Santiago (Servicio Doméstico). Era imagen de la Semana Santa de la época barroca.

1986, 25-marzo

Martes Santo

María Stma. de la Caridad

Titular Mariana de la Hermandad de la Lanzada.

Imagen obra de Miguel Zúñiga Navarro (1986).

1986, 26-marzo

Miércoles Santo

Ntra. Sra. de la Salud

Titular Mariana de la Cofradía de la Redención.

Imagen obra de Antonio Díaz Fernández (1986).

1986, 29-marzo

Sábado Santo

Ntra. Sra. de la Luz

Titular Mariana de la Hermandad del Trabajo.

Imagen actual, obra de Eduardo Espinosa Alfambra (1992). Antes procesionó otra imagen. Actualmente cuenta con una Dolorosa de Elías Rodríguez Picón en el paso de misterio.

1987, 15-abril

Miércoles Santo

María Stma. de la Merced

Titular Mariana de la Hermandad del Nazareno.

Imagen atribuida a Pedro de Mena (s. XVII).

1988, 3-abril

Domingo Resurrección

Sta. María del Triunfo

Titular Mariana de la Hermandad de la Resurrección.

Imagen obra de Miguel Zúñiga Navarro (1988).

1990, 10-abril

Martes Santo

Ntra. Sra. de los Reyes

Titular Mariana de la Hermandad del Vía Crucis.

Imagen obra de Antonio Asensio de la Cerda (h. 1770). Figura continuadamente en la estación de penitencia del Vía Crucis desde 2000.

1992, 19-abril

Domingo Resurrección

Ntra. Sra. de la Alegría

Titular Mariana de la Cofradía del Resucitado.

Imagen obra de Antonio Barbero Gor (1992). Actualmente se procesiona en el paso de misterio del Señor Resucitado.

2008, 17-marzo

Lunes Santo

Ntra. Madre y Señora de la Consolación

Titular Mariana de la Hermandad del Cristo de San Agustín.

Imagen obra de Antonio Dubé de Luque (1990). Acompañada de las imágenes de S. Juan Evangelista y Sta. María Magdalena.

 

No procesiona aún

María Santísima del Dulce Nombre

Titular Mariana de la Cofradía del Despojado.

Imagen obra de Miguel Ángel González Jurado (1998).

 

No procesiona aún

María Santísima de los Remedios

Titular Mariana de la Cofradía de la Meditación.

Imagen obra de Israel Cornejo Sánchez (2005).