El pasado domingo, día 2 de junio de 2019, tuvo lugar la Convivencia Anual que se viene celebrando con todos los grupos, que están desarrollando su labor en la Basílica de la Virgen de las Angustias de Granada.
Fueron más de setenta personas entre niños y adultos, pertenecientes a las distintas realidades que funcionan en la dinámica de la Basílica, las que han asistido a este encuentro. El tema propuesto para la convivencia ha sido: “CRISTO VIVE Y TE QUIERE VIVO”.
Desde las diez de la mañana, varios miembros de la Hermandad de la Virgen de las Angustias iban dando la bienvenida a todas las personas, que iban llegando a la misma, entregándoles un distintivo de colores diferentes, con objeto de formar distintos grupos para el estudio de los temas propuestos.
A las diez y media y en el salón de actos del Colegio Parroquial, D. Blas inició la convivencia, dando la bienvenida a todos, y diciendo que esta jornada gozosa de convivencia es la más importante para vida de la Parroquia, ya que en ella se nos presenta la oportunidad de poder reunirnos todos los grupos que componen la dinámica de la Parroquia y poder conocernos y compartir las experiencias que se llevan a cabo durante todo el año. A continuación se tuvo la oración comunitaria en la que todos participaron.
D. Blas, después de la oración, hizo varias reflexiones sobre la realidad de nuestra Parroquia, que es además la Basílica donde, de alguna manera, vienen todos los granadino a rezar atraídos por la presencia de la Imagen Sagrada de la Virgen de las Angustias. Hizo hincapié en la labor misionera que cada uno de nosotros dentro de su ámbito vivencial puede desarrollar, resaltando también que nuestro testimonio de fe puede ser fundamental, muchas veces, para las personas que nos rodean. Seguidamente dieron su testimonio misionero Dña. María Reguero, que ha desarrollado su labor misionera en el República del Congo; D. Ramón Calderer nos explicó con detalle cuáles han sido las circunstancia en la que ha desarrollado el joven matrimonio del Camino Neocatecumenal, Jorge y María, su labor misionera en Túnez; y por último, D. Javier Fonollá y su esposa Paloma, nos explicaron su labor en África Central, mediante una presentación de diapositivas en Power Point que nos ilustró muy bien sobre la vida en aquella misión.
Antes de la Comida se formaron tres grupos, que se repartieron en los salones parroquiales, para sacar conclusiones y propuestas relativas a las preguntas planteadas en un breve cuestionario relativas a la misión de la Iglesia en los tiempos actuales.
Sobre las dos y media de la tarde se tuvo la comida de fraternidad en la terraza cubierta de la Basílica, con los sabrosos, exquisitos y variados alimentos, aportados por todos los asistentes a la convivencia. Terminó este ágape fraternal con canciones, animadas por D. Blas con su guitarra, que hicieron las delicias de todos los asistentes participando en las mismas.
Después de la comida se tuvo la puesta en común en el salón Parroquial y se leyeron las conclusiones que cada grupo aportó, comentándose algunos de sus aspectos. En esta puesta en común D. Blas explicó la importancia del Consejo Parroquial en la Basílica, compuesto por un representante de las distintas realidades, que funcionan dentro de la misma y que de alguna manera, marca la pauta a seguir en los distintos quehaceres que se desarrollan anualmente en la misma. Este Consejo se reúne tres veces al año.
A las cinco se celebró la Eucaristía, en la que participaron todos los presentes, que puso el broche de oro a esta magnífica convivencia del año, 2019.
Crónica y Fotografías realizadas por Antonio Joaquín Mezcua Roelas