Estamos encantados de compartir con vosotros dos testimonios muy especiales. Desde el grupo Pastoral de la Salud de la parroquia Virgen de las Angustias en Granada, dos personas que dedican su tiempo y su cariño a acompañar y apoyar a quienes más lo necesitan nos contarán su experiencia. Su entrega, sus vivencias y el sentido de pertenencia que encuentran en este grupo son una inspiración para todos nosotros.
TESTIMONIO EUCARÍSTICO.
Tras la Eucaristía me encomiendo al Espíritu Santo y me pongo en camino. Voy de misión enviado por mi parroquia y le pido a Jesús, que me ha elegido, que no deje de asombrarme por el servicio al que Dios me ha destinado por su Gracia.
Es un día especial para Ana. Como la "profetisa" no abandona el templo de su habitáculo día y noche; sólo que tiene diez años más y una pierna impedida que le ha causado varias caídas.
En su soledad sufriente ora y ansía con fe recibir el Pan de Vida. Tiene la mesa repleta de medicamentos y, entre ellos una cruz que no la abandona nunca.
Abre sus ojos transformados, reza, sonríe y recibe al Señor. Una larga pausa y dice: "Ya no hago nada aquí ¿Por qué no se acuerda el Señor de mí?"
Me despide con un gracias y ¡que Dios lo bendiga! Me marcho con la certeza de haber aprendido de su sufriente paciencia y de que la multiplicación del Amor de Dios se parte y reparte a todos sus hijos que en Él esperan.
Paco Garrido.
TESTIMONIO EUCARÍSTICO
Ante el Santísimo le doy gracias al Señor
Por haberme elegido a través de mi Párroco, para ser sus pies, así hacerlo llegar hasta el enfermo y que pueda recibirlo, ya que por sus medios no puede acercarse a la parroquia.
A Paquita (mi madre) la llevaba los domingos a misa íbamos las dos juntas en la residencia. Como no había misa esa semana. Lo consulté y le llevé el Señor para que lo recibiera y cuando le dije ¿quieres comulgar?, me contestó con mucha alegría y entusiasmo "Siiií"
Cuando recibió al Señor y terminé la celebración de la palabra dijo: “Que emoción más grande, esto no lo olvidaré nunca”.
Después de un rato de haber estado compartiendo, me dijo: “no se me va la emoción”.
Su reacción fue de agradecimiento y emoción por haber podido recibir al Señor.
Paquita se puso muy malita y pidió la comunión, como estaba tan enferma padecía una obstrucción renal, con diversas complicaciones graves, pedimos al sacerdote que le diera la Unción de Enfermos. Ella estaba muy mal, no podía responder, pero pudo comulgar con mucho trabajo, cuando el sacerdote terminó el rito de la Unción, nos santiguamos y Paquita como pudo se santiguó.
Ella se dio cuenta del sacramento que había recibido y que como pudo solicitó. Ella quedó en la Paz del Señor.
Mi experiencia con Francisco, fue muy hermosa, estaba totalmente impedido en cama, cada vez que llegábamos, como sabía que le llevábamos el Señor, se ponía a cantar en cuanto nos veía entrar: "Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar" él sabía que el Señor venía a su encuentro, y después de comulgar también lo volvía a cantar.
Era un hombre muy agradecido.
Cuando el Señor lo llamó a su lado, acompañamos a su hijo.
Mi experiencia con Paqui, fue muy bonita, ella se ponía muy contenta cuando le llevaba el Señor. Ella se lo refería a sus amigas, que íbamos de la parroquia a llevarle la comunión.
Se puso muy malita porque padecía de cáncer y empeoró. La familia solicitó la Unción de Enfermos, y el sacerdote se la administró y fue terminar de recibirla, y estar rezándole a la Virgen, cuando el Señor la llamó, recibiendo su abrazo maternal.
Paqui Salazar